Después de varios años de trabajo, llego el momento de pasar el testigo.
Durante este tiempo ha habido mucho esfuerzo, altas dosis de ilusión, se han sorteado las múltiples barreras que se ponen en este país al pequeño empresario, pero a pesar de ello, se ha logrado materializar lo que empezó siendo una apasionante idea. Esta idea, debe de tener continuidad para aportar algo de combustible a la locomotora de la actividad productiva, con lo que ello supone para la estabilidad de una economía global.
Son muchas las alternativas que se presentan para conseguir el objetivo de la venta. Como sucede con todas las decisiones importantes en la vida, hay que hacerlo con la calma y el tiempo necesario que requiere una cuestión de este calado. No se puede dar una respuesta directa a esta cuestión, ya que cada caso tiene sus particularidades y en función de ello habrá que elegir la mejor solución.
Algunas opciones para considerar son:
Vender mi empresa, vender la sociedad
Si la empresa tiene una buena rentabilidad, está bien posicionada en el mercado y su nivel de endeudamiento está en los límites normales, se puede obtener el precio que compense toda la dedicación de mantener un negocio en activo. Cuando algunos de estos parámetros fallan, resultará más complicado obtener el valor deseado.
Antes de cerrar un proceso de este tipo hay dos cuestiones determinantes para el resultado final de la operación. Si el potencial comprador tiene voluntad de dar continuidad e impulso a la empresa, con una visión a medio plazo, o lo hace como inversor con carácter cortoplacista poniendo el punto de mira solamente en la rentabilidad. Esto afectará de diferente modo al equipo humano que sustenta el proyecto económico.
Vender mi negocio con un cambio de dirección
La salida de la gestión diaria de la empresa, mediante la incorporación de un profesional en la dirección general, es una manera evitar que pierda valor por falta de dedicación. Los objetivos del directivo siempre irán ligados directamente a ratios de crecimiento y resultados. Esta es una acción es muy habitual en los países de nuestro entorno, puesto que con ello se consigue dar a la empresa el volumen adecuado para atraer a los posibles compradores.
Venta de la empresa a un inversor capitalista
Cuando se trata de compañías que, por su capitalización están en el rango alto de la PYME, resulta interesante la entrada en el capital un socio inversor, que aumente su participación según un calendario preestablecido, a medida que da cumplimiento de los hitos marcados, hasta la adquisición del 100% de la sociedad. Esto asegura a ambas partes un precio adaptado a la realidad del negocio.
Adquirir otra empresa para expandir mi negocio
También puede resultar interesante para conseguir realizar una venta en buenas condiciones planificar previamente la adquisición de una pequeña empresa del sector que multiplique el fondo de comercio, bien sea en su totalidad o parcialmente, como una buena cartera de clientes, unidades productivas o algunos productos específicos. De este modo se mejorará considerablemente la imagen, cara a una presentación en el mercado, partiendo de una inversión moderada.
Venta por absorción
Según se indicaba en el punto anterior, son muchas las empresas que plantean su crecimiento mediante la adquisición de otras sociedades afines. Explorar esta posibilidad a la hora de la venta puede suponer conseguir un buen precio, gracias a la venta de oportunidad, qué en otras circunstancias, resultaría difícil de lograr.
Pero ¿Cuál es la mejor solución de venta para mi negocio?
En este artículo no pretende ser la base de una decisión en torno a las múltiples posibilidades que nos presenta el mercado en la venta de una empresa, ya que hacerlo con rigor nos obligaría a extendernos demasiado, y a detenernos en cada caso particular, lo que no es el objeto de este blog.
En Inverpoint Consulting somos conocedores de la complicación que supone iniciar el proceso de venta de una empresa, no solamente por los conocimientos técnicos necesarios para afrontarlo con éxito, sino también atendiendo al componente emocional que para el pequeño empresario supone desprenderse del fruto de un esfuerzo gestado durante una etapa de su vida.
Las grandes empresas y corporaciones disponen de recursos y no dudan en contar con el apoyo de la consultoría de gestión cuando tienen la necesidad de acometer este tipo de acciones, algo a lo que la PYME no está tan acostumbrada, pero que cada vez resulta más necesario, dada la complejidad del entorno económico y financiero actual, de la que es imposible abstraerse.
Emprender el final de un camino con un compañero de viaje que esté presente siempre que surja alguna dificultad y que pueda ayudar a elegir la mejor dirección entre las muchas que se ofrecen, es una garantía para alcanzar la meta con plena satisfacción.