Cuando emprendemos un negocio puede surgirnos la duda entre hacerlo como autónomo o mediante la creación de una sociedad mercantil. Al desconocer cómo va a evolucionar nuestro proyecto empresarial lo más recomendable es hacerlo dándonos de alta como autónomo, aprovechándonos de las ventajas que ello conlleva.

Ventajas de ser autónomo

  • Es más barato, tanto en la constitución como en su funcionamiento. Además, si somos nuevos autónomos podemos disfrutar de la tarifa plana en la cotización a la Seguridad Social durante los primeros 18 meses (30 meses para los jóvenes), la capitalización del paro y una serie de subvenciones y ayudas destinada al emprendimiento de los autónomos. Fiscalmente, y hasta cierto nivel de beneficios, también es más ventajoso tributar como autónomo.
  • Es más rápido. Nos podemos dar de alta en un solo día, mientras que para crear una sociedad se necesitan de 3 a 4 semanas.
  • Es más cómodo. Conlleva menos trámites y más sencillos. Tanto para la presentación de impuestos como en la obligatoriedad en la llevanza de los libros contables.

Ventajas de emprender como Sociedad Mercantil

Pero con el transcurso del tiempo, y si vemos que el negocio evoluciona favorablemente, puede ser conveniente pasar de gestionar el negocio como autónomo a hacerlo como sociedad mercantil. Las ventajas, en este caso, son:

  • La sociedad mercantil se convierte en un paraguas para la protección del patrimonio del propietario, ya que únicamente se responde con el capital aportado, cosa que no ocurre cuando uno es autónomo, al responder con la totalidad del patrimonio personal. En 2013 se introdujo la figura del autónomo de responsabilidad limitada, que evita parcialmente que el autónomo responda con todos sus bienes de las consecuencias de su actividad empresarial, pero protegiendo, únicamente, su vivienda habitual.
  • A partir de los 40.000 € – 45.000 € de beneficio, disminuye la carga fiscal. Es más ventajoso tributar como sociedad, con un tipo fijo del 25% en el Impuesto de Sociedades, que como autónomo, que lo haría en el IRPF a un tipo por tramos que puede llegar hasta el 55% si los beneficios son muy altos. Este diferencial nos beneficiaría si dejamos parte de los beneficios en la sociedad, porque si los distribuimos por completo, entre el Impuesto de Sociedades y el IRPF del propietario se termina por pagar prácticamente lo mismo que como autónomo.
  • Existe un abanico más amplio de gastos que pueden considerarse como deducibles
  • Mayor facilidad para conseguir financiación bancaria. Las sociedades dan más seguridad a las entidades bancarias, aunque los primeros años exigen garantía del propietario. Esto es importante cuando requerimos de una infraestructura con maquinaria, vehículos y personal.
  • Nos permite utilizar las deducciones en la contratación de personal.
  • Da una imagen comercial más profesional y aporta seguridad a clientes y proveedores.
  • Permite incorporar socios a nuestro proyecto, quedando clara la participación de cada uno.

 

Pasar de autónomo a Sociedad Limitada

Si consideramos conveniente pasar de autónomo a sociedad mercantil tenemos varias figuras jurídicas donde elegir, pero lo más aconsejable, por su menor complejidad y por requerir también menor capitalización, es hacer la transición hacia una sociedad limitada – y unipersonal mientras no tengamos socios – en la que el autónomo pasa a convertirse en propietario y administrador (autónomo societario).

El fondo de comercio convenientemente valorado y los bienes relacionados con el negocio que teníamos como autónomos pueden aportarse a la sociedad. Y para los créditos, préstamos, pólizas y otros contratos, como el de alquiler del local o los existentes con los trabajadores, puede pactarse con la otra parte una subrogación o una cancelación del mismo y, posteriormente, firmar uno nuevo.