Es indiscutible que la mortandad en las empresas existe, y desgraciadamente más de lo deseado. Hay diversa información en cuanto a esta media, pero aproximadamente, se coincide que este ratio de mortandad puede ser de en torno al 70 % al cabo de los tres años de vida, y mas del 80 % a los cinco años.

La verdad es que cuando lees esto, hasta a las personas que llevamos mas de 20 años emprendiendo, se nos quitan ciertas ganas, o al menos, se nos pone el cuerpo un poco regular durante un tiempo. Pero claro, a los que nos va la marcha del emprendimiento, o como dicen por ahí llevamos el ADN del emprendedor dentro, se nos pasa rápido el susto y nos lanzamos a la zona de riesgo, pensando que vamos a estar en ese 30 % de supervivientes.

 

Sobrevivir con tu negocio ¿de qué depende?

Supongo que la siguiente pregunta al ver estos datos será, ¿y porque es tan complicado sobrevivir en los negocios? Bajo mi punto de vista son muchas las variables que entran en juego, pero sí pienso que lejos de los que muchos creen, no son los negocios o las ideas las que fracasan, sino las personas.

Si pensamos que hay gente que tiene éxito con negocios que están en mercados saturados, o que hay un negocio en frente del otro, que vende los mismos productos o servicios y uno funciona y el otro no, estarán conmigo en el pensamiento y reflexión que les hacia antes.

Todo esta inventado, o casi todo evoluciona desde algo que ya esta creado, con lo que también podemos pensar que bien nosotros o las personas que los gestionamos, hemos de marcar la diferencia, o la idea o negocio no funcionará. E incluso como mal menor, será una más. Uno de los grandes errores que se cometen es hacer lo mismo que los demás y copiar, pero además sin mejorar.

Sin duda cuando a nuestra consultora nos llegan emprendedores, les hacemos llegar la idea de que ellos serán los responsables del éxito de su negocio. Las tendencias coyunturales económicas, del mercado y otras, podrán desviar más o menos la consecución de sus objetivos, pero difícilmente el futuro del mismo. Este, está en nuestras manos, en este caso, en el de los emprendedores, ya que hasta estos aspectos se pueden salvar cambiando políticas internas de la propia empresa y adecuándola al entorno que toque vivir en cada momento.

 

Pero entonces, ¿por qué fracasamos pese a trabajar duro?

Si llegados aquí estamos mas conformes con la idea de que el futuro de las empresas depende de las personas y dado que se supone que el emprendedor va a trabajar duro y buscar lo mejor para su negocio, nos preguntaremos; ¿por qué se cierran tantas empresas?

Existen miles de respuestas a esta pregunta y si bien trataremos el tema en este blog en un futuro no muy lejano, adelantamos algunas pinceladas a continuación.

 

Algunas de las razones del fracaso de una empresa

  1. Normalmente, comenzamos cometiendo errores desde el principio de un negocio, empezando por no dotar a nuestro negocio de un plan para el futuro, ni económico ni comercial. ¿Parece extraño verdad? Pues aunque sucede cada día menos, sigue siendo habitual.
  1. Por otra parte, no buscamos la diferenciación con la competencia o valores añadidos al mercado con nuestro producto y servicio. Comparamos, nos ponemos enfrente y hacemos los mismo y obviamente este no es el mejor camino. “¿Por qué nos van a comprar a nosotros?” es lo que deberíamos de preguntarnos.
  1. Un aspecto muy (mal) arraigado en nuestra cultura de crear un negocio es que somos verdaderamente tacaños con el mismo. No nos gusta invertir en herramientas de gestión, marketing o consultoría. En ocasiones negocios que hubiesen funcionado bien con una pequeña diferencia de inversión y que se hubiesen salvado de morir (curiosamente aun teniendo esa posibilidad económica o pudiéndola conseguir) mueren. Esta falta de inversión, se hace por miedo a perder, y esto, es algo que el mercado no lo perdona. Sin duda, uno de los peores escenarios que nos podemos encontrar cuando emprendemos es quedarnos a medias y crear un negocio mediocre. Es como si quisiéramos ahorrar lo máximo en un proyecto. No se trata de malgastar, sino de darle el fondo económico suficiente.

Emprender es un viaje, y no podemos dejar el deposito a medias o ir frenando la velocidad porque nos quedamos sin gasolina. Nos es cuestión de llevar un exceso de velocidad, pero sí de llevar el combustible necesario para llegar, y en algún caso para acelerar.

  1. Otro de los errores mas comunes es pensar que la suerte guiará nuestro destino, o que algún día algo divino lloverá, o nos encontraremos con la piedra filosofal tener éxito. Y peor aún es pensar que vendrá un salvador Pues no, esto no suele ocurrir, al final el éxito de nuestro negocio se basará en nuestra gestión.
  1. Dentro de la gestión general que todos más o menos conocen, quería resaltar algo en lo que los emprendedores suelen fallar. Y no es más que aprender a manejar o entender los pequeños detalles. Si, pequeños detalles, ¿se han fijado que las grandes marcas hacen prácticamente al final los mismos, teléfonos, ordenadores etc., y todos tienen prácticamente la misma funcionalidad? ¿Qué es lo que les diferencia entonces? Son esos pequeños detalles que, o hacen mas fácil su usabilidad, o lo hacen más atractivo u ofrecen mejor proceso de atención al cliente. Nuestro negocio debe de ser tratado como tal, esto no es solo para las grandes marcas, hemos de cuidar el olor de nuestra tienda, el estilismo de nuestro logo, la limpieza de nuestro rotulo, y esto como base. Desde aquí, a utilizar nuestra cabeza día a día no para inventar o buscar una panacea, sino para sumar pequeños detalles, que sí, son pequeños, pero, no son fáciles de encontrar en ocasiones, porque estamos pensando en las grandes soluciones y como se suele decir, “los mejores perfumes se guardan en frascos pequeños”.

 

 

Y por hoy, solo me quedaría por resumir que somos nosotros los que tenemos éxito o fracasamos y que son los pequeños detalles los que hacen grandes a las empresas.